Peñon de Ifach

Los fenicios llamaron al Peñón de Ifach, roca del norte para diferenciarla del peñón del sur (Gibraltar), porque eran los únicos promontorios espectaculares que encontraban en sus desplazamientos por el mediterraneo.

Esta enorme mole calcárea tiene una altura de 332 metros con un gran desnivel y de forma abrupta en sus lados al mar. Debido a sus características físicas es un vértice geodésico de tercer orden y en su momento fue utilizado para la triangulación de España.

Se encuentra declarado como Parque Natural ubicado en la población de Calpe en la provincia de Alicante (España).

FLORA
Las características del parque hacen que sea muy importante la presencia de vegetación rupícola endémica como la silene de Ifach, el tomillo, la escabiosa de roca o la herradura valenciana.
En las zonas altas de la vertiente septentrional se puede encontrar vegetación arbustiva como el palmito, la sabina negra, el aladierno, la uva de mar, mientras que en las zonas inferiores de dicha ladera se encuentra el lentisco, el bayón, la madreselva, la esparraguera, el enebro, la rubiao el jazmín de monte.

FAUNA
El parque es refugio para aves como el cormorán moñudo, la gaviota patiamarilla, el alcatraz, el halcón de eleonor, el halcón peregrino, o el vencejo pálido.

LA ASCENSIÓN A LA CUMBRE

Una vez llegado al parque natural, se comienza una ascensión suave y por senderos muy accesibles para cualquier persona y acompañado de unas vistas muy bellas.

Se puede acceder hasta la cumbre del peñón por una senda que atraviesa el peñón por un túnel de piedra situado en la base del peñón.

He de decir que mi forma física no es la adecuada y tengo una minusvalía del 33% por culpa de mis extremidades superiores que solo me sirven para acompañarme o para tener algo cogido a los hombros. Todo empezó porque nos fuimos enamorando del lugar y mi compañero Antonio le empezó a gustar el reto de la ascensión, desde abajo creíamos que era práctiamcamente imposible subir a la cumbre y pensábamos que sólo llegaríamos a un lugar cercano a ella.

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A partir de la salida del túnel comenzamos el ascenso a través de algo parecido a una senda en la que en algunas veces necesitamos la ayuda de unas cuerdas para poder seguir avanzando.

El sendero era peligroso, estrecho y con gran facilidad de tropezar y por consiguiente tener una caída libre y involuntaria al mar, ya que íbamos bordeando el precipicio. Llegó un momento que el ascenso se hizo difícil, muy difícil para mi, las complicaciones propias del peñón, el desnivel, el vértigo y el precipicio, hicieron que me detuviera durante unos minutos y mi cabeza se pusiera a pensar si merecería la pena continuar, ya que luego habría que bajar. Mi compañero Antonio (el rayo) continuó la ascensión y yo, después de unos minutos de meditación decidí seguirle.

Por fin llegué a la cumbre y allí estaba esperándome Antonio, contemplando el impresionante paisaje que bien mereció la pena, el esfuerzo realizado.

Las vistas eran maravillosas y incluso en días claros es posible divisar la isla de Ibiza.

Luego vino lo peor, el descenso, tuve que ir muchas de las ocasiones a arrastras o arrastrando el culo y aunque me jure no volver a subir más, me llevo lo vivido y la experiencia maravillosa de haber estado en la cima del Peñón de Ifach.

(una cosa menos que realizar y una cosa más que tachar de la lista a realizar).